miércoles, 19 de octubre de 2011

Día 4: Jueves 25 de agosto-de Amarillo a SANTA FE (New Mexico)

Bueno, pues como veis con este día me ha costado ponerme, ya que me da mucha penita pensar en todas las fotos que he perdido de este tramo. Para mí fue el mejor día, empezamos la ruta en coche, y estaba entusiasmada con la aventura road trip, parabamos en tooooooooooooooodos los pueblos, y en todos los hitos importantes de la 66.

Para empezar nos hicimos con Ame, (así pronuncian Amarillo los yanquis: Eimeruelo) que nos acompañó y amenizó todo el viaje hasta New York y se vino a España:


Emprendimos nuestra camino hacia Santa Fe, y la primera parada fue Cadillac Ranch, una excentricidad de un millonetis que en los años 70 y debido al declive de la R66 decidió rendirla tributo y montar una turistada que motivara a los que pasaban por allí. La verdad es que no se que impresiona más, si los cadillacs incrustados en medio del desierto, o los botes de graffiti que forman una alfombra alrededor…me da mucha penita lo de mi cámara, porque aquí hice muchas pruebas con el filtro que nos había dejado Colomerini, y con el trípode, y las fotos salieron muy artísticas.


Acto seguido nos fuimos a Adrian, el que se supone Midpoint de la Ruta (aunque también exige este título Vega). En Adrian está el Midpoint Café, una cafeteria typical american, donde hacen unas tartas espectaculares: nos zampamos una a media mañana de crema de cacahuete, que estaba de vicio. Y después nos salimos a la gasolinera abandonada que está al lado a cantar un blues…

Cuando el blues entra por la puerta, la tristeza sale por la ventana
Cuando el blues entra por la puerta, la tristeza sale por la ventana
a veces hace falta eso desde primera hora de la mañana

Qué momento!!! Baila que te baila al son de la guitarra!


Siguiente parada, Vega: otro pueblecito chiquitín donde no vimos un alma.


Después paramos en Glenrio, un ghost town súper auténtico formado por un motel y una gasolinera abandonados y una infinidad de árboles inclinados, que se han ido deformando por la fuerza del viento.


Glenrio es el último pueblo de Texas, de hecho el motel abandonado, según por donde vengas se presentaba como el primer o el último motel de Texas. Esto lo se porq en la guia que teníamos se veía el cartel desde los dos lados, pero ahora ya no se ve entero, está medio roto.

El primer pueblo de New México en el que paramos fue Tucumcari, yo tenía ganas porque había fichado un motel muy chulo, en el que nos hubiéramos quedado a dormir de no haber pasado noche en Amarillo.


Bueno, al ritmo que llevábamos de paradas, podéis imaginaros a qué hora comimos…encontramos un sitio de comida mexicana que se llamaba La Cita, y en fin, estaba genial. Tucumcari era super rutero, lleno de moteles con estética retro, pero teníamos demasiada hambre y ya estábamos muy cansados, y nos quedaba más de la mitad del camino!!!!



Siguiente parada Santa Rosa,  creo recordar que íbamos tras la búsqueda de un lago azul y muy apetecible que no llegamos a conocer, fue una de las múltiples veces que nos perdimos en un pueblo…nadie es perfecto! De ahí subimos a Las Vegas por un desvío de la I-40, el camino fue precioso, conduje yo y me las vi canutas con el coche automático. Era un paisaje bastante frondoso para lo que habíamos visto hasta ahora, y lo disfrutamos un montón. Estaba lleno de ranchos, y no había ni Harry en la carretera…alguna camioneta que otra, y poco más.

Cuando llegamos a Las Vegas (no confundir con la ciudad de Nevada), era ya tarde, creo recordar que intentamos ir a una especie de parque natural con unas ruinas, se llamaba Pecos, o algo así…con ruinas de la época de la colonización española. Pero no pudimos entrar porque estaban cerrando.

Continuamos en ruta hacia Santa Fe, y una vez allí empezamos a buscar hostal, dimos un paseo por el centro del poble, y nos dimos cuenta de que nos habían regalado una hora al entrar en el estado de Nuevo México.

N.M. era muy bonito, pero la verdad es que no es de las ciudades que más nos gustó, era un poco pija la verdad, se ve que los ricos de Colorado pasan allí las vacaciones de verano, y había mucho snob, mucha galería de arte, y mucho vagabundo borracho, que alternaba con vagabundos más agradables que se plantaban en medio de la plaza del poble a tocar música en directo.

Nos acostamos sin cenar, estábamos todavía haciendo la digestión del desayuno del Big Texan que no fue poco, la tartade Adrian, deeeeeeeeeeeensa tarta de mantequilla de cacahuete con base de galleta mantequillosa machacada, deliciosa, conste, y los nachos, jalapeños, burritos y demás combo de comida mexicana que nos pedimos en la Tucumcari…

Pues nada, chicos, con esto termino el día 4, ya habeis visto lo triste que ha sido poner ni una mísera foto nuestra en este post, pero es que no tengo ni una!!! Ahora, no os creais que me importa, así tengo una nueva excusa para repetir!!!!!

Hasta otra.

domingo, 2 de octubre de 2011

Día 3: Miercoles 24 de agosto-de Chicago a AMARILLO (TEXAS)

Despues de nuestra visita a Texas, entendí porque Arenita la echa tanto de menos. Es simplemente alucinante, tan auténtico, tan vaquero.
Llegamos a Amarillo con la Southwest, a mi me gustó muchísimo, sobretodo me enamoré del color de los aviones, y despues de la mala esperiencia de American Airlines, nos pareció una compañia super lujosa.
Hicimos escala en Denver (Colorado) y encontramos un bar dentro del aeropuerto donde se podía beber y fumar, y de la emoción casi perdemos el vuelo, llegamos in extremis, estaban todos los pasajeros subidos y cerrando el embarque. El aeropuerto de Amarillo era muy chiquitín, y ya solo salir a la calle notabas el golpe de calor del desierto, y a los auténticos tejanos: saliendo por la puerta el típico señor con sombrero y botas de cowboy echando un escupitajo en el suelo. Allí recogimos a nuestro Néstor (un Chevrolet Impala negro), compañero de viaje hasta Las Vegas. Los que han cogido alguna vez un automático imaginarán las dificultades que tuvimos con el embrague y el freno, y lo complicado que es dejar quieta la pierna izquierda, que tiende a frenar como si estuviera embragando; eso unido a las diferencias de tráfico entre Europa y USA hizo nuestra llegada al BIG TEXAN bastante divertida.

Antes del viaje habíamos decidido improvisar las paradas de la ruta, y solamente teníamos reserva en el Cañon, en Las Vegas y en L.A. De modo que ahora nos tocaba tomar la primera decisión rutera: haciamos noche en Amarillo, o intentábamos continuar a Tucumcari. Estabamos eufóricos y nos apetecía inspeccionar tranquilamente nuestra primera parada rutera, así que preguntamos en Big Texan y nos dieron una habitación sin problemas, por muy buen precio y todo lo hortera que se podía esperar de ese sitio (ahora sí, muy limpia).
Comimos carne tejana en el Big Texan, aunque no encontramos a nadie que se atreviera con las 72 onzas de carne :( Para aquellos que no lo sabéis, en este sitio te regalan el plato si eres capaz de comerte 2 kilos de carne (ver episodio de los Simpson donde Homer pierde contra el camionero)

Nos dimos un bañito en la piscina del hotel, que tenía forma de estado de Texas (yo estoy justo en Amarillo)
En la piscina coincidimos con un grupo de moteros que estaban atiborrandose a cervezas, y venían de Noruega y hacían la ruta en Harley, llevaban camionetas de apoyo, y nos los encontramos un montón de veces a lo largo del camino.
Despues del bañito, y algo más fresquitos, decidimos ir al centro de la ciudad por donde transcurría la antigua Ruta 66, actualmente era la calle principal de la ciudad. Nos sorprendimos al descubrir (y luego se confirmaría en el resto de ciudades) que en USA la ciudad crece a lo largo de una carretera general (en este caso la 66) con algún comercio, restaurantes y moteles, y eso es todo!!! el resto son casas alejadas del centro que cada uno se construye sin urbanísmo alguno en un trozo de parcela. En fin, las fotos de la ciudad y las casas no las tenemos (ya sabéis, la tarjeta), pero sí tenemos algún recuerdo de nuestro momento cervecero con nuestros amigos tejanos y unos moteros que estaban de cervezas, pero moteros de verdad de la buena de Amarillo.


Bebiendo y bebiendo pasamos la tarde, hasta que llegó la hora de cenar...descubrimos la que sería "la mejor hamburguesa del viaje", con carne de buey super sabrosa!!!! la camarera era joven y luego nos llevó a un local con música en directo (eramos 4 gatos, los dos jóvenes del pueblo y nosotros!!)
Esa noche hubo tormenta...mmmm, me encantan las tormentas de verano, el local de música en directo tenía un ventanal enorme abierto de par en par y se veían los relámpagos y se olía la lluvia mojada sobre el asfalto...qué momentos!!!
Xevi, como siempre, se hizo colega de unos chicos que habían en el local, que nos recomendaron sitios donde ir al día siguiente, y sobretodo donde comprar una guitarra.
Se nos hizo tarde, y decidimos irnos ya que al día siguiente nos esperaba recorrer el primer tramo de la ruta!